viernes, 25 de mayo de 2012

Primero lo primero

Referencia obligada para los fines de esta humilde página es mencionar, aunque sea de manera breve y superficial, pero no por ello menos importante, algo sobre el poeta chiapaneco por antonomasia: el Dr. Rodulfo Figueroa. Aunque muchos no estarán de acuerdo en que lo denomine como "antonomá-sico", no se me ocurre otra cosa por el momento. Tampoco es muy apropiado, para mi gusto, aunque me sienta obligado a hacerlo por simple sentido común, seguir perpetuando denominaciones del tipo "poeta chiapaneco" o "poeta tabasqueño" o "poeta guatemalteco o argentino", etcétera, lo cual gusta a muchos conformar ese tipo de etiquetas, tal vez por un falso sentido de propiedad o de pertenencia a ultranza de los personajes que nos dan identidad, por más relativa que esta sea para el territorio geo-gráfico de que se trate, pequeño o grande, pero que refleja, también, un defecto de nuestro carácter cultural -si es que a la cultura y su uso se le puede atribuir un carácter-, bastante arraigado en nues-tros países de habla hispana: así que, sin intención cargada y aunque suene a reduccionismo literario desprovisto de todo pudor teórico, -y, repito, por el momento no se me ocurre otra cosa-, la poesía es-crita en español es, simplemente, poesía española, sea que se haga de este lado o del otro lado del Atlántico.
     Volviendo a nuestro punto inicial mencionaré, casi de cajón, esas palabras que el maestro Andrés Serra Rojas escribió, -a manera de breve prólogo en una de las ediciones selectas hechas por Valero Becerra-, sobre el poeta nacido en la finca Santiago:
"En la iglesia de la Hacienda Santiago, del inolvidable Valle de Cintalapa, hay una tumba con una inscripción: Doctor Rodulfo Figueroa y las fechas de su nacimiento y de su muerte y el anhelo de sus familiares y amigos para que descanse en paz.
     Viajero que pasas por este valle donde brotan los ensueños, detén tu paso en aquella finca y en esta tumba. Arranca una flor de la tierra y deposítala sobre el túmulo del poeta. Ese día el soplo de la brisa caliente del Valle de Cintalapa, hará que en tu alma anime la mejor de las ilusiones. Y si oyes en el viento del valle, el ritmo de la zandunga, recuerda al poeta que dice:

la zandunga tocad; si no despierto
al quejoso rumor de esa armonía,
dejadme descansar, ¡que estaré muerto...! "

Dr. Rodulfo Figueroa
(1866-1899)

No hay comentarios:

Publicar un comentario